Friday, July 18, 2008

GIRA A MEXICO La cruzada de los niños 2008


Lunes, 9 de junio de 2008
La Jornada de Oriente - Puebla - Cultura


Con “laboratorio” chileno concluye el Congreso Internacional de Teatro
La delimitación entre las diversas expresiones culturales de cada región y las bases para un blindaje contra la globalización de las nuevas tecnologías de los medios de comunicación hacia el teatro, fueron parte de las conclusiones del VII Congreso Internacional de Teatro Universitario que finalizó en la Angelópolis el viernes pasado.


(Darío Delgado)Puebla, Pue.



El encuentro, en el que participaron universidades de España, Argentina, Chile, Italia y Grecia, dejó ver las preocupaciones iberoamericanas que existen sobre la identidad del teatro y como, a través de la dramaturgia y nuevas técnicas actorales, pueda reflejar las realidades sociales que esta viviendo cada país.
La Universidad Católica de Chile fue la encargada de cerrar las actividades artísticas, con la puesta en escena de la obra de teatro La cruzada de los niños, de Marco Antonio de la Parra, resultado de las investigaciones del laboratorio de teatro en Chile y que basa su trabajo en el análisis de fenómenos sociales. Este laboratorio, como espacio de investigación y a lo largo de seis meses, probó el método de observación como una forma de construcción de los personajes, recorriendo, percibiendo y recreando los niños que viven en la marginalidad social
Macarena Baeza, directora de la compañía chilena, explicó que desde hace 14 años en la Universidad Católica se abrió esta línea de investigación teatral a la que llamaron “laboratorios” con la intención de “generar un espacio de creación libre, con vocación académica, que permitiera a profesores y estudiantes poner a aprueba algunas intuiciones escénicas para transformar el trabajo teatral en una especie de hipótesis”, dijo.
Como resultado de ese proceso surgió La cruzada de los niños, que es la historia de cuatro personajes que esperan en una especie de purgatorio: el huérfano, la niña que vende las flores, el niño obrero y el niño malherido. Repasan su vida y las causas de su muerte. La historia sucede en Santiago de Chile, cerca de un puente y un memorial dedicado a los detenidos y desaparecidos durante la dictadura militar.
Manuela Martelli, Daniel Gallo, José Manuel Aguirre y Germán Pinilla son quienes dan vida a estos personajes que, a la par de la historia central, evocan otras dos historias: una sobre los niños cristaleros en Chile durante los años 20, donde se narra las actividades de su organización sindical y como logran defender sus derechos después de trabajar en condiciones miserables sin derecho a estudiar, haciendo las labores más peligrosas; y por otro lado la que hace referencia a la cruzada medieval de Marcel Schwob, donde un grupo de niños parte desde Europa a Jerusalén a rescatar la Tierra Santa.
A todo esto se suma una serie de información, nacional e internacional, sobre la desprotegida situación de tantos niños en el mundo expuestos a maltrato, trabajo e incluso explotación sexual.
Macarena Baeza, con un estilo libre en la dirección escénica, logró un montaje lúdico a través de la música y coreografías, consigue alejarse de la cruel realidad y buscar lo opuesto “frente al dolor superpusimos la alegría; frente al llanto, el canto; frente a la muerte, la vida. En esa relación dialéctica aparece con mucha más nitidez cada uno de los extremos: el dolor se potencia si tiene a su lado el contraste”, dijo y que uno de los mejores resultados de la observación fue el descubrir que los niños de la calle en Chile “son hoy nuestros desaparecidos políticos”.

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